Las mejores frases de Benjamin Disraeli

Biografía de Benjamin Disraeli

Benjamin Disraeli fue un político británico, novelista y estadista que sirvió dos veces como Primer Ministro del Reino Unido. Nació el 21 de diciembre de 1804 en Londres, Inglaterra, como hijo de Isaac D'Israeli, un escritor judío sefardí. Su padre se convirtió al cristianismo cuando Benjamin tenía 12 años, lo que le permitió ingresar a la Universidad de Oxford. Después de graduarse de Oxford, Disraeli comenzó a trabajar como abogado, pero pronto se interesó en la política. Se unió al Partido Conservador en 1832 y fue elegido diputado por el distrito de Maidstone en 1837. En 1841, fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores por el primer ministro Robert Peel. Durante su carrera política, Disraeli se destacó por su habilidad para la oratoria y su talento para la retórica. Esto le permitió convertirse en uno de los líderes más destacados del Partido Conservador. En 1868, fue elegido Primer Ministro del Reino Unido, cargo que ocupó dos veces. Durante su primer mandato, aprobó la Ley de Reforma de 1867, que amplió el sufragio a los trabajadores. Durante su segundo mandato, Disraeli aprobó la Ley de Reforma de 1884, que amplió el sufragio a los trabajadores y a los campesinos. Esta ley fue una de las principales contribuciones de Disraeli a la política británica. También fue uno de los principales impulsores de la política imperialista británica, que llevó a la adquisición de territorios en el extranjero. Además de su carrera política, Disraeli también fue un destacado escritor. Escribió varias novelas, entre ellas Sybil (1845) y Coningsby (1844). Estas novelas se centraron en la vida política de la época y contribuyeron a la formación de la opinión pública. Disraeli murió el 19 de abril de 1881, a la edad de 76 años. Fue enterrado en el cementerio de Westminister Abbey. Su legado sigue siendo uno de los más importantes de la política británica. Su habilidad para la oratoria y su talento para la retórica lo convirtieron en uno de los líderes más destacados de su época. Además, sus contribuciones a la política imperialista británica y a la Ley de Reforma de 1867 y 1884 han dejado una huella duradera en la historia de Gran Bretaña.